Cómo una empresa de tecnología logró escalar con propósito
Cuando hablamos de construir empresas que trascienden, la conversación muchas veces empieza en el lugar equivocado: el Excel. Los líderes se sientan a definir presupuestos, ajustar porcentajes de crecimiento, proyectar ingresos y gastos… pero dejan fuera la pregunta más importante:
¿Qué queremos construir y cómo se ve la empresa que soñamos alcanzar?
Un presupuesto no debería ser el punto de partida. Es la consecuencia de una estrategia bien definida.
Porque los números, por sí solos, no cuentan una historia. La estrategia sí.
Y cuando la estrategia está clara, cuando la empresa entiende quién es, qué la hace diferente y hacia dónde quiere ir, las cifras se vuelven un reflejo natural de esa visión.
De la estrategia a las cifras: el caso de Nova, una empresa que decidió escalar con propósito
Hace casi tres años inicié el acompañamiento a Nova, una compañía de tecnología que había logrado crecer de manera constante, pero enfrentaba un problema común: los resultados financieros no reflejaban su verdadero potencial.
Durante años, su crecimiento se había impulsado más por la inercia del mercado que por una dirección estratégica clara. Las metas se definían desde el presupuesto: “aumentemos las ventas un 10 %”, “reduzcamos gastos un 5 %”. Pero detrás de esas cifras no había una visión que uniera al equipo, ni un propósito que conectara con el largo plazo.
En nuestra primera conversación, hicimos una pausa y cambiamos el enfoque. En lugar de empezar desde el Excel, comenzamos desde una pregunta más poderosa:
¿Qué quieren construir en los próximos cinco años y cómo se verá Nova cuando lo logren?
De ahí nació una visión inspiradora: “Potenciar la transformación digital de las empresas latinoamericanas a través de soluciones tecnológicas simples, escalables y rentables.”
Esa frase se convirtió en la brújula del negocio. A partir de ella construimos un Plan Estratégico de Una Página, conectando la visión de largo plazo con acciones concretas en el corto plazo. Definimos metas claras a tres años, crecimiento de ingresos, rentabilidad, expansión a nuevos mercados y las tradujimos en prioridades trimestrales medibles.
Cada trimestre, el equipo de liderazgo se reúne para revisar resultados, ajustar acciones y fijar nuevas metas.
Este proceso ha creado una disciplina operativa que mantiene a toda la organización enfocada, conectando la visión estratégica con las decisiones diarias.
Como resultado, Nova no solo crece: escala con propósito.
De una visión inspiradora a un modelo financiero sólido
El verdadero cambio vino al entender que las cifras debían nacer de la estrategia, no al revés.
Ya no se trataba de proyectar ventas o gastos basados en históricos, sino de asignar recursos al servicio de la visión:
- ¿Qué inversiones acelerarán la expansión regional?
- ¿Qué tecnología o talento debemos desarrollar para sostener el crecimiento?
- ¿Qué estructura financiera garantizará liquidez sin comprometer la rentabilidad?
Esa reflexión estratégica permitió rediseñar su modelo financiero, integrando tres componentes esenciales:
- Estado de Resultados, que mide la rentabilidad operativa.
- Estado de Situación Financiera, que equilibra deuda, capital y crecimiento.
- Flujo de Caja e Inversiones de Capital, que asegura liquidez para invertir sin depender de financiamiento externo.
Pero la verdadera clave ha sido la disciplina mensual.
El equipo directivo revisa indicadores críticos como el ciclo de conversión del efectivo, la rotación de cuentas por cobrar y los márgenes operativos.
Pequeños ajustes del 1 %, en productividad, en rotación de inventarios o en gastos operativos, se han acumulado hasta liberar caja y aumentar la utilidad.
Hoy, Nova no solo ha duplicado su flujo de efectivo operativo, sino que ha fortalecido su posición de liquidez, permitiéndole financiar su crecimiento sin aumentar la deuda.
Cada decisión estratégica se traduce en impacto financiero tangible.
Estrategia viva: conectar a todos con el propósito y los resultados
Lo más poderoso del proceso no ha sido el plan ni las cifras, sino el cambio cultural.
El equipo de Nova entiende que la estrategia no se diseña en una sala de juntas; se construye todos los días, en cada reunión, en cada cliente atendido y en cada decisión de gasto o inversión.
El liderazgo dejó de ser reactivo y se volvió anticipativo. Cada gerente sabe cómo su gestión incide en el flujo de caja, en la rentabilidad y en los objetivos estratégicos.
Así, la visión dejó de ser un discurso para convertirse en una práctica cotidiana.
En palabras del CEO de Nova:
“Antes trabajábamos por cumplir metas financieras.
Hoy trabajamos por construir el futuro que soñamos… y los resultados son la consecuencia.”
La lección
Las empresas que trascienden no son las que proyectan cifras más grandes, sino las que logran conectar visión, disciplina y caja.
Porque la estrategia te dice hacia dónde vas, pero el flujo de caja te dice si realmente puedes llegar.
Y ese es, quizás, el mayor signo de madurez empresarial: cuando el crecimiento no depende de la suerte ni de las condiciones del mercado, sino de una estrategia viva, bien financiada y sostenida por un liderazgo que entiende que cada número cuenta una historia… y cada decisión construye futuro.
